lunes, 27 de abril de 2009

Para mirar otros tiempos y culturas.

Respeto y cordura.
Si es cierto que no debemos confiar en nuestros sentidos ni en nuestro juicio respecto de lo que observamos directamente, más cautos aún debemos ser cuando nos asomamos a otros tiempos o culturas.
La ilusión óptica es un caso muy conocido en que lo que creemos ver no corresponde con la realidad según puede ser constatada por medios más objetivos que nuestro juicio. Ninguno de los otros sentidos está libre de parecidos espejismos, los ejemplos abundan.
Fe versus credulidad.
Mi madre (siempre orgullosa de su fe) solía decir que la gente hoy en día es poco creyente, pero sumamente crédula. Esta tendencia a creer lo que escuchamos y leemos, se ve incrementada cuando proviene de:
a. un medio masivo de comunicación,
b. alguna autoridad reconocida,
c. alguien a quien tenemos aprecio.
Hipermetropía mental.
Una variante de esta propensión es la que he querido denominar hipermetropía mental, por analogía con cierto trastorno visual. Consiste en la dificultad para pensar desde lo que tenemos más cerca, mientras que se privilegia de modo sistemático a referentes que ajenos, pero a los cuales se atribuye autoridad.
Miopía mental.
Existe también el problema contrario. La miopía mental, que sería la incapacidad para penetrar intelectualmente más allá del entorno cercano.
Sordera tonal mental.
Conviene tener presente que las diferencias culturales no implican necesariamente lejanía espacial. Muy cerca de nosotros en el sentido físico, hay una diversidad grande, en la cual no solemos reparar. Por analogía, asocio la indisposición a percibir las diferencias con un conocido disturbio auditivo y le doy el nombre de sordera tonal mental. La comparación es pertinente, porque el problema auditivo al que me refiero, más que un defecto físico del oído es producto de una carencia educativa que padece la persona no aprendió, desde temprana edad, a distinguir las características de los sonidos.
Conciencia de contexto.
No hay que juzgar costumbres, pensamientos y culturas como si perteneciesen a nuestro tiempo y entorno, sino situarse en el contexto adecuado. No es esa tan sólo una norma de la Historia como ciencia, sino una condición indispensable para poder apreciar la manera en la que las corrientes de pensamiento hoy superadas han desbrozado parte del camino de la humanidad hacia la posición en la que hoy se encuentra. Se puede así encontrar apoyo en ellas, sin abandonar una postura desde la cual se pueda expresar aprobación o disensión donde sea apropiado.

También en esa forma vamos a entender mejor cómo y contra cuáles fuerzas tuvieron que contender quienes nos han precedido en la lucha, en qué casos y por qué se alcanzó el éxito o se perdió la batalla; de qué manera el poder político y social lograron neutralizar los esfuerzos de cambio y utilizar la energía revolucionaria para su propia reconstrucción; cómo sucedió, en fin, que los revolucionarios se hayan convertido en opresores. Comprenderemos mejor cuáles son actualmente los poderes y circunstancias que se oponen a los ideales a los que aspiramos, su origen, el modo en el que operan y cómo sería posible vencerles. El juicio crítico, habrá de indicarnos cuándo está justificado pensar que existe conexión entre teorías o prácticas pasadas y contemporáneas y cuándo no lo está, cuáles de sus ideas centrales (hasta dónde las conocemos actualmente) son de interés vital para nosotros y cuáles no.

3 comentarios:

  1. Mi querido Doctor:

    Pasando por acá para dejarte mi saludo y reconocimiento por tu sabiduría, por tu entusiasmo y por ese gran amor que contagia y une en la diversidad.
    Permíteme felicitarme por haberte conocido y por ser un humilde seguidor y discípulo de tus conocimientos.
    Saludos!!!

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  2. Hola Doc.

    Gracias por invitarme a su interesantísimo Blog, fijese que yo tambien soy una apasionada de la historia, y comparto su opininión respecto a que hay que analizar el contexto antes de juzgar a algún personaje, a esto es la historicidad, desde ese punto de vista la Malinche, nunca fue una tridora, más bien fue una bella mujer inteligente, amada y admirada, además de haber sufrido mucho por su amor mal correspondido. México en ese tiempo no era una nación, al menos con el concepto que conocemos hoy como nación, así que ¿como puede decirse que Doña Marina fue una tridora?
    Reciba un gran saludo desde Irapuato, y me daré el tiempo necesario para seguir leyendo sus publicaciones por demás interesantes.

    Atentamente:

    Vero.

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  3. Dr.
    Reciba un cordial saludo y mi agradecimiento por haberme invitado a la lectura de su blog.

    Sordera, falta de consciencia y miopía son términos que en su preciso sentido literal denotan trantornos mentales que la humanidad ha desarrollado a lo largo de la historia. No hace falta vivirlo de manera física para descubrir que la sociedad actual adolece de estos males sin percatarse.
    Logro percibir su preocupación y me uno a la lucha por atacar estos males.
    Sin duda, este rol de tutoría que ahora compartimos nos permitirá evidenciar aquellas situaciones que en el aula han pasado a ser oscuras, no vemos el ser humano que tenemos frente a nosotros a diario y ni lo escuchamos.

    ¿Seremos terapeutas capaces de solucionar los casos de miopía o sordera?

    La facilidad para entender el contexto en el que vivimos actualmente, quizás nos ayude a encontrar la respuesta.

    Una lectora más de sus reflexiones,
    Lic. Blanca Aurelia Jiménez Gómez
    tutorcd4165, grupo 8

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