martes, 1 de octubre de 2013

¡A lavarse las manos!

Why Hospitals Want Patients to Ask Doctors, 'Have You Washed Your Hands?'
¿Por qué quieren los hospitales que los pacientes les pregunten a los doctores ¿Ya se lavó usted las manos?
Infections picked up in hospitals, nursing homes and doctor's offices affect more than 1 million patients and are linked to nearly 100,000 deaths a year.
By Laura Landro
as infecciones adquiridas en los hospitales, los asilos y los consultorios afectan a más de un millón de pacientes y están asociadas con cerca de cien mil muertes al año, en los Estados Unidos.
Por Laura Landro
Most patients wouldn't dare to ask their doctor to wash his or her hands. But with growing concerns about antibiotic-resistant germs, it's more critical than ever. WSJ's Laura Landro and Premier Safety Institute Vice President Gina Pugliese explain.
It's a simple enough request, but for patients and families who feel vulnerable, scared or uncomfortable in a hospital room, the subject can be too intimidating to even bring up with a doctor or nurse: Have you washed your hands?
Hospitals are encouraging patients to be more assertive, amid growing concern about infections that are resistant to antibiotics.
Strict hand hygiene measures are the gold standard for reducing infections associated with health care. Acquired primarily in hospitals but also in nursing homes, outpatient surgery centers and even doctor's offices, they affect more than one million patients and are linked to nearly 100,000 deaths a year, according to the Centers for Disease Controland Prevention.

La mayor parte de los pacientes no se atreverían a pedirle a su médico que se lavara las manos. Pero con la preocupación creciente sobre los microorganismos resistentes a los antibióticos, eso es de lo más importante. Laura Ladro, del Wall Street Journal, y Gina Pugliese, vicepresidenta del Premier Safety Institute (Instituto Premier para la Seguridad), explican por qué.
Es una petición bastante simple, pero para los pacientes y sus familias, quienes se sienten vulnerables, temerosos o incómodos en un cuarto de hospital, el tema puede ser demasiado intimidante para insinuarlo a un médico o enfermera: ¿Ya sé lavó usted las manos?
Los hospitales están animando a los pacientes a ser más asertivos, en medio de la preocupación creciente por las infecciones resistentes a los antibióticos.
Las medidas estrictas de higiene de las manos son el estándar de oro para reducir las infecciones asociadas con la atención médica. Adquiridas sobre todo en hospitales, pero también en asilos, centros de cirugía ambulatoria y consultorios, afectan más de un millón de pacientes y están ligadas con casi cien mil muertes cada año, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
The CDC aims to engage both patients and caregivers in preventing dangerous hospital infections.
Yet despite years of efforts to educate both clinicians and patients, studies show hospital staff on average comply with hand-washing protocols, including cleansing with soap and water or alcohol-based gels, only about 50% of the time. Two new studies show patients aren't much more comfortable today than a decade ago with the idea of asking doctors and medical staff to lather up.
Hospitals have reduced certain infections over the past four years with measures such as removing unnecessary catheters and washing a patient's skin before surgery with antibacterial soap. Some have lifted hygiene compliance to nearly 100% with strict "wash in, wash out" protocols, and some have designated unidentified staffers to secretly monitor co-workers. Some hospitals link merit increases to compliance and temporarily suspend clinical privileges of doctors who ignore the rules, says Gina Pugliese, vice president of the Safety Institute at hospital purchasing alliance Premier Inc. According to a 2010 study, a disciplinary program at the University of Kentucky Medical Center in Lexington that included suspending doctors' privileges led to improved compliance rates.
More hospitals have turned to electronic sensors, thermal imaging and video cameras to monitor hand hygiene, and some are issuing badges that wirelessly record staffers' use of hand hygiene stations before entering a patient room. Some monitoring systems emphasize patient engagement and sound an electronic alert to remind patients to speak up when a staffer enters the room.

Los CDC quieren involucrar a los pacientes y cuidadores en la prevención de las peligrosas infecciones de hospital.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos para educar tanto a los clínicos como a los pacientes, los estudios demuestran que en promedio el personal de los hospitales cumple los protocolos de lavado de manos con agua y jabón o con geles de alcohol tan sólo el 50 por ciento de las veces. Dos nuevos estudios muestran que hoy en día los pacientes no se sienten más a gusto que hace 10 años con la idea de pedir a los médicos y el personal médico que se enjabonen.
Los hospitales han reducido algunas infecciones en los últimos cuatro años, con medidas tales como quitar las sondas no necesarias y lavar la piel de los pacientes con jabón antiséptico antes de la cirugía. Algunos han elevado el cumplimiento de la higiene a cerca del cien por ciento con protocolos de lavarse al entrar y al salir. Algunos han designado a miembros no identificados del personal a que vigilen a sus colegas en secreto. Algunos hospitales asocian estos incrementos a la suspensión temporal de los privilegios clínicos a los médicos que ignoran las reglas, dice Gina Pugliese, vicepresidenta del Instituto de Seguridad Premier. Según un estudio de 2010, un programa disciplinario que incluyó la suspensión de privilegios en el Centro Médico de la Universidad de Kentucky en Lexington, condujo a mejorar las tasas de cumplimiento.
Más hospitales han recurrido a sensores electrónicos, imágenes térmicas y video cámaras para vigilar la higiene. Algunos usan gafetes que registran, en forma inalámbrica, el uso de las estaciones de lavado de manos a la entrada de la habitación del paciente. Algunos sistemas de monitoreo enfatizan la participación del paciente y suenan una alerta electrónica para recordar a los pacientes que hablen en cuanto un miembro del personal entra al cuarto.
A CDC poster aims to raise patient awareness of the role of hand washing in preventing infection and encourages patients to speak up to hospital staffers each time they enter the room.
The CDC has provided 16,000 copies of a video, titled "Hand Hygiene Saves Lives," to be shown to patients at admission. In one scenario, a doctor comes into a room and the patient's wife says, "Doctor, I'm embarrassed to even ask you this, but would you mind cleansing your hands before you begin?" The doctor replies, "Oh, I washed them right before I came in the room." The wife says, "If you wouldn't mind, I'd like you to do it again, in front of me."
After patients at 17 hospitals run by Cincinnati-based Catholic Health Partners watched the video, there was a rise in both the proportion of patients asking staffers to wash their hands, and physicians and nurses reporting that they were asked, according to a 2010 study. "Hand hygiene is probably the most important thing health-care workers can do to protect their patients from infection," says John Jernigan, director of the CDC's hospital infection-prevention efforts who appears in the video. When patients speak up, it helps create "a culture of safety," he says.
The nonprofit Association for Professionals in Infection Control and Epidemiology is kicking off a campaign this month including posters mailed to 15,000 hospitals with tips on how patients can take an active role. It suggests asking staff about hand hygiene and requesting that hospital rooms be cleaned if they appear dirty.
Un cartel de los CDC tiene como objetivo elevar la consciencia de los pacientes sobre la importancia del lavado de las manos en la prevención de la infección y anima a los pacientes a que hablen con el personal del hospital cada vez que entren a su cuarto.
Los CDC han hecho 16 mil copias de un video titulado “La Higiene de las Manos Salva Vidas,” para que se exhiba a los pacientes a su ingreso. En una escena, un médico entra al cuarto y la esposa del paciente dice:“Doctor, me apena pedirle esto, pero ¿sería tan amable de lavarse las manos? El doctor replica: “Me las lavé antes de entrar” La esposa dice: “Si no le importa, me gustaría que lo hiciera de nuevo frente a mí.”
Desde que los pacientes de 17 hospitales que pertenecen a Asociados Católicos para la Salud, con base en Cincinnati vieron el video, aumentó el número de quienes le pedían a los miembros del personal que se lavaran las manos, y los médicos y enfermeras refirieron que se les pedía, dijo un estudio realizado en 2010. “La higiene de las manos es, probablemente, lo más importante que los trabajadores de la salud pueden hacer para proteger a sus pacientes de las infecciones,” dice en el video John Jernigan, quien dirige los esfuerzos de los CDC para prevenir la infección en hospitales. El que los pacientes hablen ayuda a crear una cultura de la seguridad, dice.
La Asociación de Profesionales para el Control y Epidemiología de las Infecciones, no lucrativa, está iniciando una campaña este mes, la cual incluye carteles que son enviados por correo a 15 mil hospitales, con sugerencias de cómo los pacientes pueden desempeñar un papel activo [en ese sentido]. Sugiere que se pregunte al personal acerca de la higiene de las manos y se solicite el aseo de los cuartos en caso de que parezcan sucios.
"We've been focusing on intensive interventions to improve hand hygiene among health-care workers for decades, yet we've really shown very little progress," says Carol McLay, a Lexington, KY, infection prevention consultant and chair of the committee that designed the campaign. "We are trying to empower patients and families to speak up and understand their role."
At some hospitals, posters, bedside placards and buttons for staffers say, "Ask me if I've washed my hands." Susan Coffin, a pediatric infectious disease physician at the Children's Hospital of Philadelphia, says while many efforts are made in good faith, they are "insufficient to overcome some of these barriers." She is co-author of a study, published in June in the American Journal of Infection Control, which found that 84% of parents were aware of infection risk yet only 67% would remind a health-care worker to wash their hands, most often because of concern about appearing rude or undermining authority. Yet 92% of parents said if a health-care worker invited reminders, they would be more likely to do so. The hospital is "trying to make it a more active conversation," Dr. Coffin says. Admission packets offer detailed information on hand hygiene and nurses tell families that staffers welcome questions about hand washing.
In a study published in September in the journal Infection Control and Hospital Epidemiology, one-third of patients surveyed at the University of Pittsburgh Medical Center said they observed doctors failing to wash their hands, but nearly two-thirds said nothing to their doctor about hand hygiene. Most didn't believe it was their role to do so and said they felt embarrassed or awkward and worried about reprisal.
Patients are more likely to ask nurses about hand hygiene, says Gregory Bump, associate professor of medicine. "There is something about the white-coat barrier that makes them reluctant to challenge doctors." Physicians may resist assertive patients and seem unreceptive or even hostile to a question about hand washing, he says.

“Nos hemos enfocado en intervenciones intensivas para mejorar la higiene de las manos entre los trabajadores de la salud, sin embargo, realmente hemos logrado poco,” dice Carol McLay, consultante para la prevención de infecciones, en Lexington, KY, y directora del comité que diseñó esa campaña. “Estamos tratando de empoderar a los pacientes y a sus familias para que se atrevan a hablar y comprendan el papel que les corresponde.”
En algunos hospitales, los carteles, placas al lado de la cama y botones para el personal, dicen: “Pregúnteme si ya me lavé las manos.” Susan Coffin, infectóloga pediátrica en el Hospital del Niño en Filadelfia, dice que aunque muchos esfuerzos son de buena fe, son “insuficientes para vencer las barreras que existen.” Susan es co-autora de un estudio, publicado en junio en el American Journal of Infection Control, que encontró que 84 por ciento de los padres saben del riesgo [que existe] y sin embargo, sólo el 67 por ciento recuerdan al personal que se lave las manos, la mayoría de las veces porque temen parecer descorteses o desafiantes de la autoridad. Aun así, el 92 por ciento de los padres dicen que si el personal portara un recordatorio, sería más probable que lo hicieran. El hospital está tratando de que [el asunto[ “se convierta en un [tema de] conversación más activo,” dice la doctora Coffin. Los paquetes de admisión ofrecen información acerca de la higiene de las manos, y las enfermeras dicen a los familiares que el personal agradecerá que se le cuestione acerca del lavado de las manos.
En un estudio que se publicó en septiembre en la revista Infection Control and Hospital Epidemiology, un tercio de los pacientes entrevistados en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh dijeron que habían notado que sus médicos no se lavaban las manos, pero cerca de dos tercios no le dijo nada al doctor, acerca de la higiene de las manos. La mayor parte no creían que era su papel hacerlo y dijeron que se sentían raros o con vergüenza y que temían represalias.
Es más probable que los pacientes pidan a las enfermeras que se laven, dice Gregory Bump, profesor asociado de medicina. “Hay algo en la bata blanca que hace que duden de retar a los médicos.” Puede ser que los médicos se resistan ante los pacientes asertivos y parezcan poco receptivos o hasta hostiles ante los cuestionamientos acerca del lavado de manos, dice.

Patients, instead of receiving information about infections and hand washing, would prefer havingstaffers wear a button or light to indicate whether his or her hands had been washed, the study also found. UPMC is developing a system to measure and track hand-washing compliance, as well as computerized verbal reminders to patients to ask the employee to clean their hands when they enter the room.
Michael Gettes, 50, has been hospitalized several times and says he has never had to remind Dr. Bump, his primary physician, to wash his hands. He has asked other hospital staffers to do so. One doctor reacted negatively. "It put our relationship on a bad footing," Mr. Gettes says. "Yes, you run the risk of upsetting someone who has been taking care of you. But it is my life. If they make a mistake I am impacted or I die."
Gail Ulager, a 72-year-old kidney transplant recipient at UPMC, says she worries about the possibility of infection because she is taking drugs that suppress her immune system to prevent rejection of her new organ. She found a way to give the message to doctors, nurses and even her dentist without seeming disrespectful. "I always tell them that the transplant center insists that everyone washes their hands" she says.
El estudio también encontró que los pacientes, en lugar de recibir información acerca de las infecciones y el lavado de manos, preferirían que el personal llevara un botón o una luz que indicara si se lavaron las manos. El Centro Médico de la Universidad de Filadelfia (UPMC) está desarrollando un sistema para medir y dar seguimiento al cumplimiento del lavado de manos, así como recordatorios verbales computarizados que piden al empleado que se lave las manos en cuanto entra a una habitación.
Michael Gettes, de 50 años, ha estado hospitalizado varias veces y dice que nunca ha tenido que recordar al doctor Bump, su médico de cabecera, que se lave las manos. Él sí ha pedido a otros miembros del personal que lo hagan. Hubo un médico que reaccionó negativamente: “Perjudicó nuestra relación,” explicó Gettes. “Y sí, se corre el riesgo de que alguien que está a tu cuidado se enoje. Pero se trata de mi vida. Si cometen un error, podría impactarme o matarme.”
Gail Ulager, un trasplantado de riñón, de 72 años, en el UPMC dice que le preocupa la posibilidad de infección, porque está tomando inmunosupresores para evitar el rechazo del órgano trasplantado. Encontró una forma de pasar el mensaje a los médicos, enfermeras o dentistas sin parecer irrespetuosa: “Lo que les digo es que el centro de trasplantes me exige que le diga a todos que se laven las manos.”

martes, 21 de mayo de 2013

La Ciencia en mi Vida


Propuesta para trabajo final
Del curso “Pensamiento Científico”
que imparte el Dr. Carlos Gershenson.

Mi vida

To begin my life with the beginning of my life,
I record that I was born...
Charles Dickens. 1850. David Copperfield. London. Bradbury & Evans.
Mi vida comenzó en noviembre 1943. Era lunes. Eran las once de la mañana.
Ese año nació también el Paricutín que, se dice, es el volcán y el volcán apagado más joven del mundo. Hubo personas que lo observaron, desde su nacimiento hasta su extinción: lugareños, el pintor Gerardo Murillo, mejor conocido como Doctor Atl, y seguramente algún vulcanólogo.[1]

Para no abusar de mi eminente contemporáneo, mencionaré ahora rasgos de mi vida que pueden tener relación con la ciencia, y diré cómo la ciencia puede tener relación con mi vida, que no es lo mismo, pero es igual.

Mi padre fue médico y mi madre educadora de párvulos. No todos los médicos ni todas las educadoras son personas cercanas a la ciencia. No sabría decir que tanto lo eran mis padres. Puedo afirmar que él fue un devorador de libros; llegó a reunir cerca de cuatro mil volúmenes, la mayor parte comprados en el centro de la ciudad de México, en librerías de viejo, a muchos los mandó encuadernar con tapas rígidas, percalina con lomos de piel, bellas guardas entre las hojas originales y las cubiertas. Ella no leía tanto, pero escribía mucho, con bella caligrafía. Puedo decir que mi padre me enseñó a leer, aunque no lo hizo desde las primeras letras, y que mi madre me enseñó a escribir, desde los trazos primeros, con tan buen resultado, que mi letra manuscrita es muy legible.
No obstante haber sido en la escuela un alumno aplicado, mostré más iniciativa que disciplina. La gente esperó de mí una variedad de cosas que no cumplí. Estudié medicina por dar gusto a papá, pero como me agradó, continué con empeño y después de alguna práctica de especialidades, me inicié en la clínica. En el camino dediqué tres años a un doctorado en la Universidad de Sussex, Inglaterra; en Ingeniería Biomédica. Trabajé como “profesor-investigador” en la UAM-Iztapalapa, Área de Ingeniería Biomédica. Afirmo, sin pena, que la investigación y la tecnología no fueron mi fuerte y que, en cambio, disfruté mucho la docencia y la administración académica. Simultáneamente, realicé pruebas funcionales respiratorias en el Servicio de Neumología del Hospital General de México, fundé y dirigí el Departamento de Ingeniería Biomédica de ese hospital, y atendí un consultorio médico privado como internista y neumólogo.


A partir del año 2000 dejé mi trabajo hospitalario y universitario. Seguí en la práctica privada por diez años más, y desde 2010 soy médico en un asilo para ancianos cerca de San Miguel Allende, Guanajuato.
Me gusta estar al tanto de avances científicos y tecnológicos leyendo cada mes el Scientific American. Consulto y estudio en Internet lo que necesito para atender a los ancianos. Soy un observador cuidadoso de lo que ocurre en torno mío. Me fascina identificar planetas y constelaciones en el cielo nocturno. Impartí cursos en línea a maestros de media superior; entonces estudié pedagogía y epistemología, de manera autónoma. Imparto anualmente un curso a público general, sobre cuidados al adulto mayor; he ido mejorando el programa y los materiales didácticos; estudio todo lo relativo al cuidado habitual, especial y médico de las personas ancianas y lo confronto con mi experiencia cotidiana.

La ciencia

On fait la science avec des faits, comme on fait une maison avec des pierres;
mais une accumulation de faits n'est pas plus une science
qu'un tas de pierres n'est une maison.
Henri Poincaré[2]
En este curso he aprendido acerca de lo que es y lo que no es la ciencia. He reafirmado mi opinión de que la ciencia es algo que está al alcance de cualquier persona. Que, aunque recibe impulso indudable de quienes le dedican su vida en laboratorios, observatorios y campo abierto; aunque se alimenta de miles de publicaciones en todas las lenguas y en todos los países; aunque posee un acervo incalculable de información organizada y sistematizada; tiene mucho que ver con todo lo que observamos, hacemos, intuimos, pensamos, probamos y sabemos.

En particular me entusiasmó volver a encontrarme con lo que, desde el enfoque sistémico hasta el pensamiento complejo, ha hecho que la ciencia sume a su afán de analizar y diseccionar, un esfuerzo creciente por sintetizar, incluir un número grande de objetos e interacciones, estudiar las cosas como conjuntos de componentes inter-relacionados, cuyo pasado y futuro es casi imposible de conocer.

Si scientia, scientiae significa ciencia, conocimiento, habilidad; si el verbo scio, scire significa conocer, saber, comprender; si el adjetivo sciens, scientis significa conocedor, entendido, experto, hábil; si la ciencia no está encerrada en bibliotecas y laboratorios de universidades y tecnológicos. Entonces mi vida tiene mucha relación con la ciencia y la ciencia tiene mucha relación con mi vida.[3]



[2]  La ciencia se construye con hechos, como una casa se construye con piedras; pero un cúmulo de hechos no es ciencia más que lo que un montón de piedras es casa. Henri Poincaré. (1854-1912). Citado por: http://goutte-de-science.net/blog/tag/henri-poincare/


[3]  Adapté la Paradoja del Gato con Mantequilla, de: http://goutte-de-science.net/blog/le-paradoxe-felino-tartinique/, de donde copié la ilustración.

domingo, 12 de mayo de 2013

Verdad, verdad científica y verdad compleja


Pensé que les interesaría este ensayo que acabo de presentar como tarea en el curso que imparte Carlos Gershenson en coursera https://class.coursera.org/ciencia-001/class/index. Me alegrará recibir sus comentarios.

Τί ἐστιν ἀλήθεια
τὸ κατὰ Ἰωάννην εὐαγγέλιον [1]

¿Qué mira el caballero en este anuncio de las medias de seda de la marca Phoenix? [2]
La respuesta es bastante obvia. Los tobillos y parte de las pantorrillas de una dama, a principios de la segunda década del siglo XX, cuando se puso de moda la falda un poco más corta de lo que se usó hasta poco antes.

Comienzo con esta digresión para hacer notar algo que afirma Carlos Gershenson en los materiales que pone a nuestra consideración esta semana: «las cosas pueden ser vistas desde perspectivas diferentes».
Las medias que porta la elegante dama admiten distintos puntos de vista. Por ejemplo:

·  El del caballero, que cabe dentro de la clase descrita por la expresión «ojo alegre».
·  El de las damas de la época, deseosas de estar a la moda para de despertar el interés de los hombres y la envidia de otras mujeres.
·  El del empresario interesado en la comercialización de las medias.
·  El del técnico textil, quien encontró en la seda el material idóneo para obtener, al tejerlo, la apariencia, resistencia y elasticidad adecuadas.
·  El de los productores de la materia prima (sericicultores), la maquinaria (ingenieros) y las técnicas para la producción (técnicos textiles) y el embalaje de las medias.
·  El de los especialistas en mercadotecnia y publicidad (como quiera que se les conociera entonces).

Sin llamarle aún «ciencia de materiales,» el interés del ser humano en las fibras es anterior a la historia. La arqueología nos ha dado a conocer el empleo de fibras de origen animal, vegetal o mineral, solas, mezcladas entre sí o unidas a otros componentes, en aplicaciones tan variadas como el vestido, la alfarería y la construcción. Recientemente se ha prestado interés más científico a otros aspectos del mismo asunto y a otros relacionados. Por ejemplo, en el capítulo 16 del libro Metal, Ceramic and Polymeric Composites for Various Uses, editado por John Cuppoletti, Loh y Tan revisan interesantes aspectos de las propiedades, producción amigable al ambiente y aplicaciones de las fibras naturales o sintéticas.[3] Incluso se ha utilizado modelos geométricos con la intención de predecir las propiedades elásticas de los textiles.[4]
Una misión indudable y esencial de la ciencia es la de encontrar y describir leyes naturales. Para ello, el pensamiento y la práctica de la ciencia se ha dedicado, desde el siglo XVII, a analizar los fenómenos, esto es a disgregarlos, aislar sus partes, estudiarlos en ambientes controlados, y crear modelos que atienden, uno a uno, diferentes aspectos de interés. A través de ello ha formulado leyes que tienen amplia aplicación. Y lo seguirá haciendo.

Pero cada vez es más obvio que hay fenómenos que no se prestan fácilmente al análisis reduccionista. Desde mediados del siglo pasado se ha venido generalizando el concepto de sistema para nombrar a los conjuntos de componentes interrelacionados de tal manera que entre todos tienen propiedades y funciones que no existirían sin esa interrelación.[5] Edgar Morin ha insistido en que la verdad es compleja, y en que también lo es el conocimiento de la verdad.[6]
El anuncio publicitario mostrando un caballero que mira y admira lo que, envuelto en las medias de seda Phoenix, se deja ver entre la falda y los zapatos de la dama, no puede concebirse sin la acción recurrente de un universo que da origen a ese caballero, aquella dama, un peculiar momento histórico y cultural, la historia del conocimiento de la seda y de su industria, la moda femenina y sus dictados, y una evolución material y mental capaz de preservar lo mismo la mirada instintiva de unas piernas, que la mirada intelectual de ese gracioso anuncio desde el punto de vista de la complejidad cultural y científica contemporánea.

Tarea que presenta Fernando Prieto Hernández,
en la segunda semana del curso Pensamiento Científico,
que imparte el Dr. Carlos Gershenson.


[1]       ¿Qué es la verdad? El Evangelio de Juan. Capítulo 18, versículo 38. En el Evangelio de Juan, esta pregunta, hecha por Poncio Pilato a Jesús, quedó sin respuesta, como también queda sin respuesta en el texto que nos obsequia Carlos Gershenson en esta segunda semana del curso. La palabra griega ἀλήθεια (aléthia, la Verdad) puede ser definida de manera objetiva, como aquello que es verdadero en referencia a cualquier asunto, o de manera subjetiva, como la franqueza y sinceridad que se oponen a la simulación y el engaño.
[3]       Kelvin Loh and Willy Tan (2011). Natural Silkworm-Epoxy Resin Composite for High Performance Application, Metal, Ceramic and Polymeric Composites for Various Uses. En Metal, Ceramic and Polymeric Composites for Various Uses (2011) John Cuppoletti (Ed.), ISBN: 978-953-307-353-8, InTech, DOI: 10.5772/22338. Disponible en: http://www.intechopen.com/books/metal-ceramic-and-polymeric-composites-for-various-uses/natural-silkworm-epoxy-resin-composite-for-high-performance-application.
[4]       Jeng-Jong Lin (2010). Prediction of Elastic Properties of Plain Weave Fabric Using Geometrical Modeling, en: Woven Fabric Engineering, Polona Dobnik Dubrovski (Ed.), ISBN: 978-953-307-194-7, InTech, Disponible en: http://www.intechopen.com/books/woven-fabric-engineering/prediction-of-elastic-properties-of-plain-weavefabric-using-geometrical-modeling.
[5]        Ludwig von Bertalanffy (1951). General system theory - A new approach to the unity of science (Symposium). Human Biology 23 (Dec): 303-361.
[6]       Edgar Morin (2004) La Epistemología de la Complejidad. Gazeta de Antropología 20 (2): 1-14. Rescatado el 11 de mayo de 2013. Disponible en versión html en: http://digibug.ugr.es/html/10481/7253/G20_02Edgar_Morin.html, o en versión PDF en: http://digibug.ugr.es/html/10481/7253/G20_02Edgar_Morin.pdf.